viernes, 4 de diciembre de 2015

KM vertical pata liebre. Cueva de Agreda


KILÓMETRO VERTICAL PATA LIEBRE

Aunque en fechas pasadas os emplazaba para contaros mis aventuras y desventuras por el Trail del Aneto, el día anterior a la prueba sucedía lo que tenia que venir y el abuelo después de sufrir unos cuantos meses, nos dejaba.  Evidentemente tocaba suspender la subida hasta Benasque y ya vendrían tiempos mejores.
Cogiendo el golpe de zapatilla poco a poco durante el resto del verano buscaba por las webs especialistas en el trail, por donde arrastrar mi cuerpo de nuevo.  ¡Caramba! un kilómetro vertical en Cueva de Agreda.  ¿Tendrán que ayudarme los Soñadores de Montañas para vencer a  ese kilómetro vertical, cuerdas, piolets, etc.. ¿.  Aunque había oído esto de los kilómetros verticales tenían mis dudas, pero mi amigo Michel que es un crack de todo,  menos de lo de quedarse en casa mirando la tele, me sacó de dudas. El caso que el susodicho kilómetro vertical Pata Liebre constaba de una distancia de 6 kilómetros con un desnivel positivo de 1000 metros.
Había que probar la nueva disciplina , así que nos pusimos a soñar  con la idea de subir al Moncayo en el  menor tiempo posible.  Llegó el día 20-S, carretera y manta y en menos de una horilla de viaje allí estábamos a los pies del Monte Calvo.  Los chicos del club Runners del Moncayo habían preparado una movidilla bastante guapa, a las 9 la mañana ya habían despertado a todo el pueblo de la Cueva.  Hasta un total de 95 corredores fuimos llegando poco a poco.  En esta ocasión se salía en intervalos de 1 minuto y cuatro corredores por turno.  Me tocaba salir en el puesto 71, cosa que me descolocaba para seguir mi particular estrategia de marcaje (al final no me sirve de nada porque siempre termino de la mitad para abajo).
Pistoletazo de salida y de frente parriba.  Como agobia el empezar cuesta arriba y saber que todo pica en positivo.  De mi cuarteto se fue uno al cual seguía yo.  A los 500 mts. ya me desilusioné un poco cuando me pasa mi amigo Michel que salía un minuto mas tarde (ya os he dicho que era un crack) pero bueno yo a mi marcha, el Camino del Prado de la Cruz todavía era bastante llevadero y al tran tran  quitaba metros. Circulábamos por el GR-86 junto al río Trasmoncayo y a la altura de la Fuente del Nevadero, el prado se convertía en senda bastante transitable, alguno me pasaba pero yo hacia lo mismo con algún otro participante. Hasta el kilómetro 4 conseguí transitar troteando y ya había superado los 600 +, pero,  ¡hay a partir del cuatro!, había que meter toda la chicharra.  La senda se convirtió en pedregal pero como solo quedaba kilómetro y medio malos, allí que echaba casi el resto, con la compañía de un colega que iba un poco pajarón,  llegamos hasta el descampado que en 500 metros nos puso en la cima.  Ahí ya me volví a animar y mezclado entre senderistas, te creces un poco y ves que la tarea está hecha, después de 1 hora y 14 minutos conseguí mi objetivo (claro que al primero le costó 51 minutos).  Hasta el tiempo nos acompañó un sol de justicia y ni una brizna de aire.  Recuperación de fuerzas, fotos de rigor y disfrutar de las magnificas vistas que nos brinda nuestro Moncayo.  De la clasificación no tenia ni idea, pero al bajar mi mujer me decía, ahí que te veía en la pantalla, el 50 y tantos y el cuarto de los viejos pero que de ahí no pasabas y el Hubert como casi siempre entró delante mío.  La bajada con mi colega Michel y un amigo guapísima, cuenteo de globeradas, foticos y tal y tal (eso si la vista al suelo porque el camino no perdona.  Cuando llegamos a la Fuente del Nevadero, allí estaba parte de la peña utilizando la poza como spa, nosotros pasamos de largo porque no se si era más temeroso hacer el kilómetro vertical o meterse en la poza.  Llegada a la Cueva y lo mejor de la carrera, el avituallamiento final con una mesa de viandas bastante completica, eso si, la cerveza había que controlarse “por lo de guiar de retorno a casa”.  Muy bueno el trato que recibimos de la gente del pueblo y de la organización y que demostraron que con ilusión, ganas y un pequeño presupuesto se puede sacar adelante pruebas de este tipo  y que 90 ó 100 locos podamos seguir SOÑANDO CON MONTAÑAS.
GRACIAS PATA LIEBRES






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